
La gente piensa que necesita motivación para empezar. El secreto es que ¡es precisamente al revés!
Necesitas comenzar para sentir motivación.
Te explico…
Cuando al fin te decides e inicias la acción, ahí mismo arranca un progreso. Al poco tiempo de ir progresando, empiezas a imaginar más claramente el éxito, vas visualizando más clara y emocionantemente cómo te acercas a tu meta. ¡Y en ese momento donde ya imaginas con emoción es donde, de un momento a otro, surge la chispa de la motivación, compruebas que está funcionando lo que haces y sientes deseos de seguir haciendo más! Esa chispa de emoción tiene el efecto bujía para seguir haciendo, surge la motivación. Se cierra un círculo virtuoso.
El círculo: Al fin, decides empezar. Emprendes la acción y empiezas a ver el futuro en tu interior, imaginas mientras haces; eso, rápidamente te emociona y, entonces, deseas seguir haciendo, progresas y, de repente, empiezas a comprobar que lo que imaginaste ya sucede, viendo los primeros resultados surge imponente la motivación para más acción.
Cuando entiendas esto y así descubras el inmenso poder que hay dentro de ti en ese momento, es que decides empezar… ¡Y empiezas!
El más grande e imponente roble (resultado), fue semilla… que empezó a germinar (acción). Sucedieron eventos que incluso no se veían (imaginación). Estaban sucediendo «bajo tierra». Pero se estaba moviendo algo ya (motivación)… hasta que logra brotar de la tierra… y lo demás es consecuencia de seguir.
Escrito con ❤️
–Alejandro Ariza Z.