
Lo que sientes suele ser consecuencia de ciertos estímulos que vives. Si cesan los estímulos, deberíamos dejar de sentir lo que ocasionaron. Pero parece que no. Nuestros sentimientos parece que tienen inercia, porque aun después de qué desaparezcan los estímulos que generaban determinado sentimiento, si sucedieron durante el tiempo suficiente, aun al desaparecer, sigues sintiendo. Así identifico lo que he llamado: inercia del sentimiento.
Te escribo desde mi propia experiencia, como todo lo que escribo. Por ejemplo, noto como me siento preocupado cuando ya no hay nada por lo cual sentirme así. Pero quizá durante muchos años si existieron razones para preocuparme, hace tanto tiempo mantuve este «estímulo-respuesta», que ahora en donde no tengo nada por lo cual preocuparme, de repente todavía me siento preocupado. La inercia del sentimiento.
La buena noticia, dentro del ejemplo, es que ya estoy creando una nueva inercia, donde paz y seguridad son los nuevos estímulos. Cuestión de tiempo para que el sentimiento base, cambie.